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Las palabras para decirlo (Marie Cardinale)

Las palabras para decirlo (Marie Cardinale)

 

Esta novela cuenta la historia de una mujer que ante el miedo de que la locura la posea por completo,y termine encerrada en un manicomio, toma la desición de empezar un proceso psicoanalítico, buscando cura o remedio a sus tantos males, de los cuales, uno era un constante sangrado, acompañdado por lo que ella llamaba “la cosa”, la cual le impedía llevar una vida normal, la perturbaba e incluso la hacía alucinar.

La historia se desarrolla en diferentes escenarios. Por ejemplo, durante algunas etapas de su adolescencia, vive con su madre en Argelia, lugar en el cual poseían viñedo. De igual forma, buena parte de su vida transcurre en París, Francia, sobre todo durante su etapa adulta, en la que estudia filosofía, se casa, tiene tres hijas, y posteriormente, inicia su proceso terapéutico con un psicoanalista.

Se trata de un relato autobiográfico contado en primera persona. El tipo de técnica utilizada en esta novela es narrativa y a la vez descriptiva, sumamente detallada. La autora inicia contando acerca de situaciones de la época actual, y en algunos momentos, mira hacia atrás, relatando momentos pasados de su vida, en los que se puede comprender mejor el proceso por el que ha pasado. Por esto, se puede decir que la autora sigue una línea cronológica, a la vez que explora el tiempo no lineal durante las sesiones.

Para efectos de la presente lectura, se tratará en mayor detalle el tema del “callejón sin salida”, como la protagonista misma se refiere a éste. El consultorio de su psicoanalista queda ubicado en un callejón que no tenía salida, por lo que cada vez que ella se dirigía a su análisis, tenía que pasar por este callejón.

Para la protagonista, el callejón comienza a cobrar cierto significado especial, desde una apropiación: “mi callejón sin salida...” hasta una identificación que desarrolla con éste. A continuación, se desarrolla y se expone la vivencia de la protagonista de la novela con respecto al signo que hace en ella, el “callejón sin salida”.

“ El callejón sin salida ¿sin salida?”

“El callejón sin salida estaba mal pavimentado, lleno de hoyos y baches, bordeado por aceras estrechas parcialmente destrozadas...” (Cardinal, 1980: 9).

Es así como la autora de la novela autobiográfica Las palabras para decirlo, comienza a narrar su historia, con una descripción del callejón sin salida en donde se encontraba el consultorio del psicoanalista al cual acude, desesperada, en busca de ayuda. Algo había en este callejón que la había cautivado, fascinado...o quizá no era algo de éste, sencillamente, era éste.

A lo largo de la novela, es posible percibir cómo este callejón llega a ser parte importante de la vida de la protagonista, incluso éste también llega a ser una parte importante de su proceso psicoanalítico.Resulta clara la transferencia que existe por parte de la autora hacia el callejón.De hecho, cuando menciona que va donde su psicoanalista, muchas veces decía que iba “al callejón sin salida”, por ejemplo: “Al día siguiente me dirigí por primera vez al callejón sin salida” (Cardinal, 1980: 29 ) o “A la hora convenida me encontraba en el fondo del callejón...” (Cardinal, 1980: 33). Y así, reiteradamente, es posible notar como para la protagonista, ir a análisis, era ir al callejón.

Durante gran parte de su vida, la autora se sintió atrapada. Ya desde joven, hablaba de “caminatas ciegas” (Cardinal, 1980), como si siempre se hubiera sentido en “una calle sin salida”. De igual forma, se ve atrapada entre una madre sumamente exigente, y por tanto, por como ella debía ser para que ésta la aceptara; y sus verdaderos deseos, la verdadera persona que ella era. Esta situación es como un callejón sin salida; o era y actuaba como su madre quería, o era ella misma. Al no poder escoger entre ninguna de estas dos opciones, toda su infancia, su adolescencia y parte de su adultez se convierten en una especie de calle sin salida, un callejón lleno de miedos, de angustias, de recuerdos y de dolor. Un fondo en donde se arrojaba lo inmanejable, lo espantoso, las pesadillas.

Siendo así, es posible que la autora se sienta atraída hacia el callejón porque, como se dijo, le recuerda a ella misma, a su vida; y por otro lado, éste mismo le recuerda a su madre. Un callejón se caracteriza por ser oscuro, lleno de incertidumbre...como un abismo...Al profundizar en sus recuerdos, la autora narra: ” Me hundí en ella como dentro de un abismo negro”. (Cardinal, 1980:66).

Otro aspecto importante reside en el hecho de que, para nuestra protagonista, ir donde su psicoanalista, era ir físicamente al callejón donde quedaba el consultorio, pero también, era ir a ese callejón sin salida que era su interior, a hurgar en su pasado, y revivir experiencias, para lograr ordenar y ayudar a salir a todo lo que había en ese callejón, en ese fondo de su ser, donde se hallaba ese embrollo borroso de miedos y recuerdos olvidados. “En el fondo del callejón, tendida sobre el sofá, mirando al techo, los ojos cerrados para encontrar mejor la comunicación con lo olvidado, lo cerrado, lo prohibido, lo innombrable, lo impensable, quería que mi padre reviviera”. (Cardinal, 1980: 59).

Por eso, cada sesión, era ir literalmente a un callejón. Si bien, cuando dice que está en el callejón, se encuentra donde el psicoanalista, donde está es en su propio callejón interno, desmarañando y luchando con su pasado, con el fin de salvar el presente y el futuro. “Al revivir en el fondo del callejón aquellos momentos...” (Cardinal, 1980:96). Es natural, al comienzo, preguntarse por qué insiste tanto en referirse al consultorio como “el callejón”, y por qué lo descirbe tanto. Conforme se avanza, resulta evidente que para ella, el psicoanálsis era adentrarse en ese callejón de su interior y hablar sin descanso de lo que en este se encontrara, por más doloroso que fuera. “A medida que, en el callejón, se construía mi equilibrio, mi vida, exteriormente, también tomaba sentido y forma. Cada día me sentía más capaz de hablar con los demás, escucharlos, asistir a reuniones, ir sola de un lugar a otro...” (Cardinal, 1980: 190).

Al sentirse tan identificada, tan fascinada con este callejón, su callejón, va sintiendo hacia éste un claro cariño, por la esperanza que conforme avanza la terapia, el callejón le va devolviendo. “El lunes encontraba de nuevo mi callejón, destemplado con una alegría inmensa, una esperanza profunda”. (Cardinal, 1980: 40). Resulta claro como la protagonista se apropia del callejón, de su callejón, de sus sesiones; ya no tiene miedo de hablar, el verdadero significado es que se apodera de su ser, de su interior, de su pasado. Ahora, su mente y su cuerpo vuelven a serle propios, ya que hasta hace poco, había estado dominada por “la cosa”; y su mente luchaba contra alucinaciones, angustias, miedos y culpabilidad, y su cuerpo había sufrido una permanente menstruación.

“Mi callejón”. Para ella este significaba “su callejón”, en el que antes se había visto atrapada, sin salida, pero ahora la hallaba. El callejón era ahora su camino, su ruta, una nueva ruta para volver al mundo, volver a formar parte de éste, disfrutar de las cosas que tiene por ofrecer...por este callejón, su callejón, era que volvía a nacer.

“...quizás he conservado la nostalgia de una de esas sesiones tardías al fondo del callejón...”(Cardinal, 1980: 16). Esta cita refleja el cariño con que la autora se refiere al callejón, la nostalgia que por él siente... Por esto, al despedirse, en la última sesión, es posible observar bastante emotividad, puesto que además, mal que bien, en realidad se estaba despidiendo de una parte de sí misma.... “La puerta cerrada a mi espalda. Frente a mí, el callejón, la calle, la cuidad, el país, la tierra y un gusto por vivir y construir tan grande como ella”. (Cardinal, 1980: 256).

Finalmente, ella logró ordenar el torbellino que se gestaba en el fondo de su interior, logró darle salida por medio de ese callejón, y ahora, a través de éste, era que nacía de nuevo al mundo. De hecho, es así como ella se siente después de concluido el tratamiento, y lo expresa claramente en la dedicatoria de la novela: “Al doctor que me ayudó a nacer” (Cardinal, 1980: 7). Y como se analizó anteriormente, el callejón juega un papel esencial en este nacimiento, es por medio de éste que ella nace. Callejón. Calle. Canal... El callejón es el canal por el cual ella atraviesa para nacer de nuevo al mundo. Nuestra protagonista logra dejar ir todo lo que había estado estancado en ese callejón por tanto tiempo. Ya el sentimiento no es de angustia, ahora es de nostalgia por todo lo que está dejando ir...

1 comentario

Orlando Tobón -

Hace años que quiero leer este libro, pero no lo he podido conseguir. Alguien sabe dónde lo puedo comprar ? Cordial saludo,

Orlando Tobón Benítez