Las experiencias óptimas o de “flow” tienen que ver con los momentos en los que ponemos en práctica nuestras habilidades de manera tal que estamos totalmente absortos en lo que hacemos.
Csikszentmihalyi ha encontrado que cuanto más frecuentemente realizamos actividades que implican una total concentración, que representan retos y permiten que usemos y desarrollemos nuestras habilidades, más felices y satisfechos con la vida nos sentimos.
Al estudiar las vivencias cotidianas de las personas en diferentes contextos, Csikszentmihalyi y su equipo han descubierto que generalmente. La gente tiene mejores estados de ánimo cuando está acompañada que cuando está sola .
Esto es cierto en todas las etapas de la vida, desde los adolescentes hasta los ancianos. Aún la gente deprimida parece “revivir” cuando está con otras personas, particularmente si además de estar acompañada está haciendo alguna actividad que requiera de esfuerzo y concentración (Csikszentmihalyi, 1997). Justamente esta concentración es lo que caracteriza a las experiencias de flow: cuando estamos haciendo algo y estamos tan involucrados en lo que hacemos que hasta perdemos la noción del tiempo, tenemos una experiencia de “flow” (o flujo de la consciencia). Durante éstas sólo estamos pensando en lo que estamos haciendo en ese momento, ya que toda nuestra atención y nuestro esfuerzo están enfocados en dicha actividad. Mientras estamos en flow nuestro estado de ánimo es neutral, no tenemos emociones intensas ni positivas ni negativas, pero después de tener una experiencia de flow nos sentimos contentos y se ha comprobado que cuando las personas tienen experiencias de flow frecuentemente, mejora su nivel de felicidad, satisfacción y autoestima.
El “contenido” de la experiencia puede variar enormemente, pero Csikszentmihalyi ha encontrado que a pesar de la aparente variedad, todas las experiencias de flow tienen elementos comunes. Estos son:
1. Tener metas claras. El tener una meta clara es fundamental para poder concentrarnos profundamente y ejercer nuestras capacidades.
2. Recibir retroalimentación. Aquellas actividades que nos dan una retroalimentación inmediata nos permiten concentrarnos mejor e ir ajustando nuestras acciones. Cuando estamos tocando el piano, por ejemplo, y fallamos al tocar una nota, inmediatamente tenemos retroalimentación, pues son suena mal y, o bien lo tratamos de corregir inmediatamente, o aprendemos para la próxima vez que toquemos esa pieza. Si un golfista se pasa al golpear la pelota, en el próximo tiro seguramente tratará de no pegarle tan fuerte, y así podemos pensar en muchos ejemplos más.
3. La relación entre el reto y la habilidad. Este es probablemente el elemento más importante de una experiencia de flow: el nivel de reto que presenta una actividad y la habilidad que tenemos para enfrentarla. Csikszentmihalyi ha descubierto que tenemos experiencias de flow cuando hacemos una actividad que representa un reto entre mediano y alto y tenemos habilidades también intermedias o altas para realizar esa actividad. Por ejemplo, un tenista intermedio seguramente se aburriría si solamente tuviera que rebotar pelotas cintra una pared (nivel de reto bajo) pero probablemente se sentiría ansioso si tuviera que enfrentarse al campeón mundial de ese deporte.
4. Concentración profunda. Esta es otra de las características más centrales de las experiencias de flow. Cuando estamos en un estado así, la distinción entre el “yo” y la actividad parece desaparecer, es decir, no estamos “auto observándonos” mientras lo hacemos, más bien estamos absortos en lo que hacemos. La palabra griega “éxtasis” quiere decir hacerse a un lado y Csikszentmihalyi dice que esto describe a las experiencias de flow.
5. El presente es lo más importante. Como cuando estamos en flow estamos totalmente concentrados en el momento, no podemos pensar en el futuro ni en el pasado. Si un atleta tiene que saltar con jabalina y en ese momento se pone a pensar en las olimpiadas pasadas o en sus planes para el futuro, es probable que no logre el salto. Las experiencias de flow nos exigen estar en el aquí y ahora.
6. Percepción del tiempo distorsionada. Generalmente cuando estamos en flow el tiempo parece pasar muy rápido. Un ejemplo clásico es que estamos trabajando en algo, y cuando vemos el reloj nos sorprende que sea mucho más tarde de lo que imaginábamos. También es posible que en algunas experiencias de flow el tiempo parezca correr más lentamente, pero éstas son menos frecuentes.
7. Control sin esfuerzo. Cuando estamos en un estado de flow, parece que estamos en control de la situación sin que esto requiera demasiado esfuerzo, es como si la actividad misma tomara el control (aunque para llegar a esto hace falta invertir mucho esfuerzo previamente. Por ejemplo, una gimnasta que parece volar en las barras seguramente invirtió cientos de horas de entrenamiento para poder hacer ese ejercicio bien).
Csikszentmihalyi (2003) dice que a las personas que están involucradas con el mundo que les rodea, que se sienten entusiasmadas, curiosas e interesadas, no les faltan oportunidades para tener experiencias de flow. Es importante que las personas sepamos qué tipo de actividades nos producen estados de flow y que, en la medida de lo posible, le dediquemos tiempo a estas actividades en nuestra vida diaria.
El flow no es un estado estable, que una vez alcanzado se mantiene, se trata de un proceso dinámico en el que constantemente tenemos que ajustar y reequilibrar nuestras habilidades y los retos que nos ponemos para estar en esa zona de flujo de la conciencia. Como se mencionó, hay mucha evidencia de que el tener experiencias de flow se correlaciona significativamente con la satisfacción con la vida y el bienestar psicológico. No se puede estar en “flow” todo el tiempo, los ritmos de la vida no lo permiten. Todos tenemos que realizar actividades de mantenimiento, como ir al mercado o bañarnos, y éstas pueden ser aburridas y en otras ocasiones es inevitable sentirnos frustrados o ansiosos ante tareas que superan nuestras capacidades. También necesitamos tiempo para simplemente relajarnos. Pero aún así, hay posibilidades de mejorar la frecuencia de nuestras experiencias de flow.
El flow constituye el elemento principal de “la vida involucrada”, uno de los pilares de la felicidad (Seligman, 2002), por eso es importante cultivarlo. Algunas de las cosas que podemos hacer para tener más experiencias de flow incluyen: aprender a controlar nuestra atención, concentrarnos lo más que podamos en cada una de nuestras actividades, aún las rutinarias. Llevar un diario durante dos semanas en el que escribamos todo lo que hacemos en un día y cómo nos sentimos a lo largo del día y al final de éste (si llevamos un registro podremos empezar a ver patrones de cómo ciertas actividades se correlacionan con ciertos estados emocionales). Planear nuestro tiempo libre y estructurarlo para hacer las cosas que nos producen flow. Muchas veces dejamos que el tiempo libre simplemente corra y, aunque todos necesitamos relajarnos a ratos, generalmente disfrutamos más el tiempo que invertimos en actividades que nos traen satisfacción. Lo mismo con nuestro trabajo: algunas personas tienen la fortuna de disfrutar su trabajo la mayor parte del tiempo, pero aún si no es así, muchas veces se pueden modificar las tareas del trabajo para hacerlo más disfrutable, se pueden aumentar los retos si es aburrido o nos podemos esforzar por desarrollar las habilidades que el trabajo requiere. (Lyubomirsky, 2008, Miller y Frisch, 2009, Csikszentmihalyi, M.1997)
Las relaciones interpersonales constituyen otra fuente importante de flow. Csikszentmihalyi comenta que cuando las dos o más personas que participan en una relación se están prestando atención unas a otras y tienen una meta común, disfrutan su interacción. Las conversaciones en particular son fuentes importantes de flow, Csikszentmihalyi dice el fluir genuino de una conversación está entre lo mejor de la existencia (1997) y agrega que para obtener algo de una conversación con otra persona, uno tiene que aprender algo nuevo, bien se trate de conocimientos o de emociones. Este autor propone que si podemos tener experiencias de flow tanto en nuestro trabajo como en nuestras relaciones, nuestra calidad de vida mejorará significativamente.