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Nacido en familia con madre/padre narcisista

Nacido en familia con madre/padre narcisista

En esta situación, el de la familia narcisista, la persona-niño no ha satisfecho sus necesidades emocionales, porque sus padres no están focalizados en satisfacerlas. En lugar de eso, sus padres narcisistas le presentan un espejo que refleja sus propias necesidades, y esperan que su hijo reaccione a éstas, sintiéndose en consecuencia defectuoso, equivocado o digno de ser culpado.


En este caso, cuando la persona se cría incapaz de confiar en la estabilidad, la seguridad, la igualdad en el mundo propio, entonces se cría desconfiando de sus propios sentimientos, percepciones y valor.

Cuando uno se cría como un ser reactivo-reflectivo, uno no ha aprendido las habilidades necesarias para llevar una vida satisfactoria; existe una necesidad crónica de gustar, una incapacidad para identificar sentimientos, necesidades, deseos y una necesidad de validación constante. Este grupo de personas tienen muchas dificultades para ser asertivos y privadamente sienten una especie de rabia penetrante, la cual tienen miedo que saliera a la superficie. Se sienten, por lo general, muy enojados, pero muy fácil de derrotar. Sus relaciones interpersonales se caracterizan por falta de confianza y sospecha al borde de la paranoia, intercambiados -a veces- con episodios desastrosos de una apertura y confianza total y falta de juicio. Se sienten crónicamente insatisfechos, pero estaban llenos de miedos de ser percibidos como caprichosos o quejumbrosos, si expresaban sus verdaderos sentimientos.

Muchos de ellos pueden retener su rabia por períodos extremadamente largos, pero luego explotan en asuntos relativamente insignificantes. Tienen un sentimiento de vacío e insatisfacción en cuanto a lo que lograban.
Pero, en la búsqueda de superar los traumas, no podemos cambiar en lo absoluto nuestro pasado, ni anular los daños que nos hicieron en nuestra infancia. Sin embargo, nosotros sí podemos cambiar, “repararnos", recuperar nuestra identidad perdida. Y podemos hacerlo en la medida que podamos observar más de cerca el saber almacenado en nuestro cuerpo sobre lo ocurrido en el pasado y aproximarlo a nuestra conciencia. Esta vía es, sin duda, incómoda, pero es la única que nos ofrece la posibilidad de abandonar por fin la cárcel invisible, y sin embargo tan cruel, de la infancia, y dejar de ser víctimas inconscientes del pasado para convertirnos en seres responsables que conozcan su historia y vivan con ella.

La mayoría de la gente hace justo lo contrario. No quieren saber nada de su propia historia, y, por consiguiente, tampoco saben que, en el fondo, se hayan constantemente determinados por ella, porque siguen viviendo en una situación infantil no resuelta y reprimida. No saben que temen y evitan peligros que en algún momento fueron reales, pero dejaron de existir hace tiempo. Son personas que actúan impulsadas tanto por recuerdos inconscientes como por sentimientos y necesidades reprimidas que, a menudo y mientras permanezcan inconscientes e inexplicadas, determinarán de forma pervertida casi todo lo que hagan o dejen de hacer.

A lo largo de toda la vida posterior de esta persona, estos sentimientos podrán resurgir como una reclamación al pasado pero sin que el contexto original resulte comprensible. Descifrar su sentido sólo es posible cuando se logra la unión de la situación originaria con los intensos sentimientos revividos en el presente.
Si una persona ha debido ocultar, reprimir o postergar sus necesidades, para adaptarse a la de los padres, entonces esas necesidades se agitarán en las profundidades de su inconsciente y exigirán ser satisfechas siendo adulto, mediante irracionales sensaciones de abandono, dolor y desesperación.
La experiencia de la propia verdad y su conocimiento postambivalente posibilitan en una fase adulta el retorno al propio mundo afectivo… sin paraíso, pero con la capacidad de sentir el duelo, que nos devuelve nuestra vitalidad y nos protege.

Si te ha tocado un narcisista en tu familia y no tienes más remedio que convivir con él o ella, estas pistas pueden ayudarte:

1. Distánciate a nivel emocional. Ten en cuenta que su necesidad de sentirse superior puede llevarle a tratar de rebajarte y humillarte. Puede ser insensible contigo, arrogante y pedante. No dejes que te afecte lo que te diga.
2. No intentes cambiarlo. Probablemente sólo conseguirás que se enfade. Te resultará más fácil cambiar tu comportamiento que el suyo. Por ejemplo, deja de sentirte ofendido si tu suegra narcisista nunca se queda con tus hijos una noche para que puedas salir a divertirte. Acepta que no va a hacerlo y busca a otra persona que lo haga por ella.
3. Al narcisista le gusta ser el centro de atención y sentirse importante. Concédele ese privilegio de vez en cuando y escucha las historias que te cuente acerca de sus grandes logros o dile algo que lo elogie. Recuerda que en el fondo se cree una persona sin valor e indigna de ser amada por sí misma. Demuéstrale que esto no es cierto.
4. Tal vez sea mejor mantener una relación más superficial.
Es muy probable que al mostrarle tus sentimientos, el narcisista los ignore. Por ejemplo, si te sientes deprimido o enfermo, el narcisista no tendrá ganas de escuchar eso y si intentas hablarlo es probable que te sientas rechazado y herido. Más vale buscarte a otra persona más receptiva y limitarte a decirle al narcisista que no te sientes muy bien últimamente para luego cambiar de tema con rapidez.

 


 

2 comentarios

Cris -

De nada! me alegro que te haya gustado y ayudado! Un saludo!

barbara -

gracias por tus palabras
tengo 28 años mi padre toda su vida ha sido asi, humillaba a mi madre tambien cuando estaban casados
yo estoy constantemente teniendo problemas con el por lo mismo, me humilla, soy una persona que tiene su autoestima por el suelo, tengo constantes problemas , y leyendo todo esto, me senti super identificada
gracias