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Psychology

Para evitar PROCASTINAR


Fotografía tus próximas tareas. Conocer por adelantado las tareas que te esperan te prepara, predispone tus sentidos productivos y te ayuda a identificar en qué momentos tendrás que dar lo mejor de ti. Es lo que yo llamo abrir el “apetito productivo”. Es un ejercicio que puedes hacer mientras te duchas o camino de la oficina, en el coche, metro o el autobús.

Sin miedo a la “roca” más grande. Hacer primero la tarea más desagradable, monótona o ante la que tenemos más reticencias, es una fórmula ganadora para despejar el resto del día y cargarte de optimismo y energía. Coloca esa tarea que te genera resistencia (que es distinta a la Procrastinación, ojo) en un momento que sepas que la vas a hacer con total seguridad.

Divide y vencerás. ¿Te resistes a una tarea porque la ves grande? Divídela a la mitad y luego esa mitad en otra mitad y así hasta descomponerla en parcelas que puedas completar con mucho menos esfuerzo. Cualquier pared inmensa se construye con pequeños ladrillos y cualquier artículo gigantesco se hace a base de palabras y lineas.

Los japoneses NO son todos iguales. Pues lo mismo pasa con las tareas. No es lo mismo preparar un “business plan” para tu negocio que comprobar la bandeja de entrada de Facebook. Antes de cada tarea párate 10 segundos y valora qué es lo que vas a hacer y cuál es su sentido real. Calibra el impacto real que tiene en tu trabajo y objetivos vitales.

Duerme y descansa. No es más productivo quien está más horas despierto sino quien las aprovecha mejor. Para aprovechar hay que hacer y para hacer hay que tener energía. ¿Cómo es tu desayuno? Yo antes lo consideraba una bobada pero desde que lo hago en condiciones he multiplicado la energía de cada mañana. No sabes cómo llega a influir eso a la hora de hacer las cosas.

Programa las tareas repetitivas. Email, llamadas, estadísticas… todos hacemos tareas que se repiten cada día. Prográmalas en momentos determinados donde tus niveles de atención, energía y creatividad estén acordes con esas tareas.

Detecta y arregla los “cuellos de botella”. Para mí durante mucho tiempo lo fue la lectura de feeds. Tuve que reconsiderar y rehacer por completo el modo en el que me relacionaba con mis feeds. Ahora leo cientos de ellos en 30-45 minutos. En tu caso puede ser el Email, llamadas de teléfono, reuniones, etc.

Evita la multitarea. La multitarea genera estrés, falta de concentración, disipa tu creatividad en varios sitios y retrasos en tu trabajo. Ten a mano la foto de todas las tareas del día pero concéntrate y haz sólo la que tienes ahora entre manos ahora.

Rompe tus hábitos actuales. ¿Qué es lo primero que haces al ponerte a trabajar? ¿Y lo último? ¡Cámbialos por completo! Sé revolucionario. Mañana al levantarte ni mires tu correo, ni Twitter, ni los periódicos, ni los comentarios de tu blog… ponte con la primera Tarea Clave del día o esa a la que te resistes y descubrirás lo que es un “desayuno productivo”.

Premia tu esfuerzo con ocio. Regalarte pequeños detalles de ocio una vez que completas una tarea permite dos cosas: eliminar ese ocio como posible distracción y recompensarte por el trabajo bien acabado.

Conoce tus herramientas. Aprende atajos de teclados, utiliza plantillas, nuevas técnicas, trucos y claves de las aplicaciones con las que trabajas. Conviértete en un verdadero experto y cada tarea te costará menos esfuerzo y tiempo, sacarás más horas del día.

Trabaja por “bloques de tiempo”. Ante casos graves en los que cuesta mucho arrancar y ponerse a hacer las cosas puedes hacer un trato contigo mismo y sobre todo cúmplelo: “voy a trabajar 10 minutos, luego paro 2 minutos, luego sigo con otros 15 y paro 3 y así hasta completar una hora”. Ponte un reloj para hacerlo a raja tabla y al completar la tarea premia tu esfuerzo con algo de ocio.

Limpia tu mesa “al extremo”. Ahora mismo, quita, tira o aparta absolutamente todo lo que no tenga que ver con tu trabajo. Quítalo de tu vista y mantén tu mesa lo más despejada posible. Todo lo material está reclamando continuamente tu atención.

Cárgate las distracciones estúpidas. Hay distracciones y distracciones. No es lo mismo una llamada de móvil que no podemos evitar que el notificador de turno o la aplicación de mensajería. Si de verdad quieres hacer, póntelo fácil y despeja el camino de estupideces que sólo te alejan de tu objetivo.

Conoce tus debilidades. Al cabo del día todos la cagamos más de una y dos veces. Por mucho que lo intentemos tropezaremos SEGURO. Conocer tus límites y de qué pie cojeas te ayudará a tomar mejores decisiones a la hora de hacer las tareas. “Yo ya me conozco bien y sé que, o lo hago ahora, o luego me lío y lo tengo que retrasar”.

Anota y recoge tus éxitos. Especialmente en proyectos largos una buena idea es registrar a modo de historial todas las tareas e hitos conseguidos. Eso reflejará todo lo que has hecho ya, actuará como motivador en momentos bajos, te demostrará que eres capaz de hacerlo. Las tareas no son rocas sino ladrillos con los que vas construyendo (haciendo) el proyecto.

Haz pequeñas listas de trabajo. Poner 30 cosas en nuestra lista de tareas próximas para hoy te generará ansiedad, propiciará la confusión y ayudará a priorizar mal. Si es necesario divide esa lista en dos o tres que puedas ir completando en etapas del día.

Prefiero morir haciendo que planificando. El hábito de hacer se consigue… haciendo. Y sobre todo repitiendo, formando rutinas inalterables que se repiten regularmente cada día. Planifica lo justo y necesario para hacer las cosas pero que planificar no se convierta en una obsesión o en una Tarea Clave del día. Planificar es un medio, una herramienta.

Haz para disfrutar. Buscar una razón detrás de la tarea es un potente motivador. El ponerte con una tarea y completarla con más concentración para estar con tus hijos, ir al cine con tu novio o salir con tus amigos puede darte el empujón que necesitas para ponerte manos a la obra.

Post-it “mágico”. Toma un post-it o un trozo de papel y un rotulador de punta gruesa y escribe esto: «¡TENGO QUE HACER!». Ahora ponlo bajo tu monitor, junto a tu teclado o donde lo puedas ver casi de forma continua.

Fuente http://thinkwasabi.com/2009/07/ideas-desarrollar-el-habito-de-hacer/

Lucha por lo que quieres!!!

"Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños" (Pablo Neruda)

Apotemnofilia (o la integridad es no estar completo)

Apotemnofilia (o la integridad es no estar completo)

Estamos ante una de las manifestaciones de malestar psíquico más extrañas de los últimos tiempos pero su incidencia, según algunos expertos, parece ascender y el interés por ella también.

Bajo la denominación “apotemnofilia”, término acuñado en 1977 por Money, se describe a personas que comparten el deseo inconfesado de que se les ampute algún miembro de su cuerpo.
Muchos saben, no sólo cual, sino el nivel exacto de amputación que desean –habitualmente la pierna izquierda por encima de la rodilla–.

Se trata de una parte perfectamente sana del cuerpo pero percibida por ellos como ajena o incongruente con su imagen corporal. Unos pocos han conseguido que un cirujano hiciera el trabajo en un quirófano, algunos han llegado a extremos como introducir durante horas su pierna en hielo, a dispararse o a poner la pierna en las vías del tren y la cirugía ha hecho el resto; otros han acudido a un sórdido “mercado negro” donde han logrado su amputación o han encontrado la muerte; la mayoría siguen viviendo en conflicto con su cuerpo. Quienes lo han conseguido por uno u otro método dicen que su tormento ha terminado y no se arrepienten. Hasta entonces han convivido con un miembro que experimentaban como un impedimento para sentir su cuerpo como un todo. La paradoja del “menos es más”. Estas personas se ven a sí mismas con un miembro amputado más completas, más capaces.

Consideran que su sufrimiento se debe tanto al hecho de tener un deseo insatisfecho, como a verse obligados a vivir en un cuerpo que no les corresponde y defienden la cirugía como tratamiento. Hay quien les apoya.

En definitiva, estamos ante un trastorno, de etiología aún desconocida, que difícilmente nos deja indiferentes...

Las Experiencias de “Flow” o flujo de la consciencia

Las Experiencias de “Flow” o flujo de la consciencia

 

Las experiencias óptimas o de “flow” tienen que ver con los momentos en los que ponemos en práctica nuestras habilidades de manera tal que estamos totalmente absortos en lo que hacemos.

Csikszentmihalyi ha encontrado que cuanto más frecuentemente realizamos actividades que implican una total concentración, que representan retos y permiten que usemos y desarrollemos nuestras habilidades, más felices y satisfechos con la vida nos sentimos.

Al estudiar las vivencias cotidianas de las personas en diferentes contextos, Csikszentmihalyi y su equipo han descubierto que generalmente.  La gente tiene mejores estados de ánimo cuando está acompañada que cuando está sola .

Esto es cierto en todas las etapas de la vida, desde los adolescentes hasta los ancianos. Aún la gente deprimida parece “revivir” cuando está con otras personas, particularmente si además de estar acompañada está haciendo alguna actividad que requiera de esfuerzo y concentración (Csikszentmihalyi, 1997). Justamente esta concentración es lo que caracteriza a las experiencias de flow: cuando estamos haciendo algo y estamos tan involucrados en lo que hacemos que hasta perdemos la noción del tiempo, tenemos una experiencia de “flow” (o flujo de la consciencia). Durante éstas sólo estamos pensando en lo que estamos haciendo en ese momento, ya que toda nuestra atención y nuestro esfuerzo están enfocados en dicha actividad. Mientras estamos en flow nuestro estado de ánimo es neutral, no tenemos emociones intensas ni positivas ni negativas, pero después de tener una experiencia de flow nos sentimos contentos y se ha comprobado que cuando las personas tienen experiencias de flow frecuentemente, mejora su nivel de felicidad, satisfacción y autoestima.

El “contenido” de la experiencia puede variar enormemente, pero Csikszentmihalyi ha encontrado que a pesar de la aparente variedad, todas las experiencias de flow tienen elementos comunes. Estos son:
1. Tener metas claras.  El tener una meta clara es fundamental para poder concentrarnos profundamente y ejercer nuestras capacidades.
2. Recibir retroalimentación. Aquellas actividades que nos dan una retroalimentación inmediata nos permiten concentrarnos mejor e ir ajustando nuestras acciones. Cuando estamos tocando el piano, por ejemplo, y fallamos al tocar una nota, inmediatamente tenemos retroalimentación, pues son suena mal y, o bien lo tratamos de corregir inmediatamente, o aprendemos para la próxima vez que toquemos esa pieza. Si un golfista se pasa al golpear la pelota, en el próximo tiro seguramente tratará de no pegarle tan fuerte, y así podemos pensar en muchos ejemplos más.
3. La relación entre el reto y la habilidad. Este es probablemente el elemento más importante de una experiencia de flow: el nivel de reto que presenta una actividad y la habilidad que tenemos para enfrentarla. Csikszentmihalyi ha descubierto que tenemos experiencias de flow cuando hacemos una actividad que representa un reto entre mediano y alto y tenemos habilidades también intermedias o altas para realizar esa actividad. Por ejemplo, un tenista intermedio seguramente se aburriría si solamente tuviera que rebotar pelotas cintra una pared (nivel de reto bajo) pero probablemente se sentiría ansioso si tuviera que enfrentarse al campeón mundial de ese deporte.

4. Concentración profunda. Esta es otra de las características más centrales de las experiencias de flow. Cuando estamos en un estado así, la distinción entre el “yo” y la actividad parece desaparecer, es decir, no estamos “auto observándonos” mientras lo hacemos, más bien estamos absortos en lo que hacemos. La palabra griega “éxtasis” quiere decir hacerse a un lado y Csikszentmihalyi dice que esto describe a las experiencias de flow. 

5. El presente es lo más importante. Como cuando estamos en flow estamos totalmente concentrados en el momento, no podemos pensar en el futuro ni en el pasado. Si un atleta tiene que saltar con jabalina y en ese momento se pone a pensar en las olimpiadas pasadas o en sus planes para el futuro, es probable que no logre el salto. Las experiencias de flow nos exigen estar en el aquí y ahora.
6. Percepción del tiempo distorsionada. Generalmente cuando estamos en flow el tiempo parece pasar muy rápido. Un ejemplo clásico es que estamos trabajando en algo, y cuando vemos el reloj nos sorprende que sea mucho más tarde de lo que imaginábamos. También es posible que en algunas experiencias de flow el tiempo parezca correr más lentamente, pero éstas son menos frecuentes.
7. Control sin esfuerzo. Cuando estamos en un estado de flow, parece que estamos en control de la situación sin que esto requiera demasiado esfuerzo, es como si la actividad misma tomara el control (aunque para llegar a esto hace falta invertir mucho esfuerzo previamente. Por ejemplo, una gimnasta que parece volar en las barras seguramente invirtió cientos de horas de entrenamiento para poder hacer ese ejercicio bien).

Csikszentmihalyi (2003) dice que a las personas que están involucradas con el mundo que les rodea, que se sienten entusiasmadas, curiosas e interesadas, no les faltan oportunidades para tener experiencias de flow. Es importante que las personas sepamos qué tipo de actividades nos producen estados de flow y que, en la medida de lo posible, le dediquemos tiempo a estas actividades en nuestra vida diaria.


El flow no es un estado estable, que una vez alcanzado se mantiene, se trata de un proceso dinámico en el que constantemente tenemos que ajustar y reequilibrar nuestras habilidades y los retos que nos ponemos para estar en esa zona de flujo de la conciencia. Como se mencionó, hay mucha evidencia de que el tener experiencias de flow se correlaciona significativamente con la satisfacción con la vida y el bienestar psicológico. No se puede estar en “flow” todo el tiempo, los ritmos de la vida no lo permiten. Todos tenemos que realizar actividades de mantenimiento, como ir al mercado o bañarnos, y éstas pueden ser aburridas y en otras ocasiones es inevitable sentirnos frustrados o ansiosos ante tareas que superan nuestras capacidades. También necesitamos tiempo para simplemente relajarnos. Pero aún así, hay posibilidades de mejorar la frecuencia de nuestras experiencias de flow.

El flow constituye el elemento principal de “la vida involucrada”, uno de los pilares de la felicidad (Seligman, 2002), por eso es importante cultivarlo. Algunas de las cosas que podemos hacer para tener más experiencias de flow incluyen: aprender a controlar nuestra atención, concentrarnos lo más que podamos en cada una de nuestras actividades, aún las rutinarias. Llevar un diario durante dos semanas en el que escribamos todo lo que hacemos en un día y cómo nos sentimos a lo largo del día y al final de éste (si llevamos un registro podremos empezar a ver patrones de cómo ciertas actividades se correlacionan con ciertos estados emocionales). Planear nuestro tiempo libre y estructurarlo para hacer las cosas que nos producen flow. Muchas veces dejamos que el tiempo libre simplemente corra y, aunque todos necesitamos relajarnos a ratos, generalmente disfrutamos más el tiempo que invertimos en actividades que nos traen satisfacción. Lo mismo con nuestro trabajo: algunas personas tienen la fortuna de disfrutar su trabajo la mayor parte del tiempo, pero aún si no es así, muchas veces se pueden modificar las tareas del trabajo para hacerlo más disfrutable, se pueden aumentar los retos si es aburrido o nos podemos esforzar por desarrollar las habilidades que el trabajo requiere. (Lyubomirsky, 2008, Miller y Frisch, 2009, Csikszentmihalyi, M.1997)


Las relaciones interpersonales constituyen otra fuente importante de flow. Csikszentmihalyi comenta que cuando las dos o más personas que participan en una relación se están prestando atención unas a otras y tienen una meta común, disfrutan su interacción. Las conversaciones en particular son fuentes importantes de flow, Csikszentmihalyi dice el fluir genuino de una conversación está entre lo mejor de la existencia (1997) y agrega que para obtener algo de una conversación con otra persona, uno tiene que aprender algo nuevo, bien se trate de conocimientos o de emociones. Este autor propone que si podemos tener experiencias de flow tanto en nuestro trabajo como en nuestras relaciones, nuestra calidad de vida mejorará significativamente.

TERAPIA PSICODINÁMICA CÍCLICA DE PAUL WACHTEL

TERAPIA PSICODINÁMICA CÍCLICA DE PAUL WACHTEL

Describo, resumidamente, una propuesta integradora de la psicoterapia, que me ha parecido muy interesante y creo que merece la pena seguir trabajando e investigando en pro de esta línea...Guiño

Considera que la perspectiva psicodinámica y su énfasis en el insight como mecanismo de cambio, es insuficiente, y que hay que prestar atención los componentes actuales del conflicto que favorecen las fantasías y los conflictos inconscientes.

En contraste con la visión clásica psicodinámica, su visión acerca del valor causal de los conflictos infantiles es cíclica (los problemas y los síntomas son el resultado de círculos viciosos que se mantienen en la situación actual). Aunque reconoce que la experiencia temprana favorece determinada predisposición, se centra en los aspectos actuales del círculo vicioso. Las experiencias pasadas, nos llevan a crear las condiciones actuales que perpetúan el problema (la gente que escogemos y nuestras relaciones actuales, pueden confirmar nuestras fantasías y visión del mundo que arrastramos desde la infancia).

La identidad que va adquiriendo la persona es una especie de hábito o aprendizaje que incluye temer determinadas experiencias, y que, por tanto, limita el repertorio de conductas desde la infancia. Constituye una forma de adaptación evitativa pero reforzante (evita conflicto y reduce la ansiedad).

Se tiende a evitar las relaciones con personas con las que existiría una mayor probabilidad de generar cambio Þ Perpetuación de los patrones de interacción Þ El neurótico se encuentra con una serie de experiencias que confirman sus predicciones, su visión del mundo y de sí mismo.

Desde ésta visión cíclica del problema, es lógico pensar que conviene intervenir primero sobre los factores actuales que lo mantienen para producir el cambio, y, por otro lado, promover la comprensión de la persona acerca de su conflicto.

El mérito de ésta propuesta terapéutica no radica sólo en combinar técnicas de acción con técnicas de insight, sino en postular los procedimientos conductuales como fuente de nuevos insights, a la vez que éstos pueden generar nuevas conductas.

Esta propuesta toma lo mejor de los dos enfoques:

  1. Del dinámico: los procesos y los conflictos inconscientes, así como la importancia de las fantasías.
  2. Del conductual: la importancia del contexto en el que ocurre el problema y su arsenal técnico para modificarlo.


TENDENCIA AUTODESTRUCTIVA

TENDENCIA AUTODESTRUCTIVA

Las personas tienen una tendencia natural a la autodestrucción, nuestro propio iinconsciente conspira en nuestra contra para influenciarnos de manera negativa. Existen muchas maneras de manifestar los comportamientos destructivos hacia nosotros, conductas tan simples como caminar descuidadamente por la calle, fumar, comer en exceso, sobre exigirse, dormir poco, realizar deportes extremos sin las precauciones necesarias, conducir demasiado rápido, tener sexo sin protección, consumir drogas, y una amplia gama de actividades potencialmente mortíferas más.

La autodestrucción se convierte en un hábito cuyas consecuencias usualmente no pueden visualizarse a corto plazo. Las metas de estas conductas es intentar hacer desaparecer el dolor, la angustia, la ansiedad, es una manera fallida de mantener el control sobre una situación. Hay personalidades más predispuestas a este tipo de comportamiento, son aquellas con rasgos antisociales, histriónicos, narcicistas, aquellos quienes gustan de llamar la atención y seducir, quienes buscan desesperadamente aceptación y amor. Son personas que tienden a tener amistades superficiales, con baja tolerancia a la frustración, por lo que deben obtener el placer de la manera más rápida posible, son impulsivos, tienden a negar la peligrosidad de sus actos y a veces actúan de manera egoísta.

Aún cuando se sabe que lo que estamos haciendo no está bien se prefiere ignorarlo, ya que no interesa que se destruyan tan sólo un poco ahora, la gratificación instantánea nubla el juicio y se dejan llevar por el momento, por esa necesidad imperiosa de aniquilar la angustia y no son capaces de medir que el goce luego se convertirá en suplicio.

Una historia de vida compleja donde el sostén emocional es pobre, un entorno poco habilitante, tipos familiares disfuncionales, son los culpables de que se creen personalidades “débiles”, donde el dolor tiene que expresarse de una manera casi suicida, como si la muerte sedujera consu promesa de acabar con toda la angustia de una vez y para siempre.

Por supuesto que quien se está dañando no es conscientede todo lo subaycente que se encuentra en una conducta que hasta a veces se tilda de inofensiva, ya que es algo común, algo que muchas personas hacen, no deberíamos preocuparnos por las consecuencias. La negación se convierte en una aliada para mantener este lento suicidio a flote. La pulsión de muerte vibra en nosotros arrastrándonos por el fango de nuestra propia desgracia, y nosotros sin saberlo seguimos fielmente los dictámenes de nuestros impulsos.

¿Qué podemos hacer al respecto? Ya que es complicado que nos demos cuenta nosotros solos de lo que estamos haciendo, tendremos que aprender a escuchar a quienes están a nuestro alrededor, sus palabras pueden ser la primer señal de alerta para reaccionar. No hay que menospreciar el peligro de nuestras conductas porque lo que hoy brinda placer y alivio, mañana puede ser lo que se convierta en nuestro final. Tenemos que entender por qué lo hacemos, por qué buscamos dañarnos y una vez que descubramos la raíz debemos trabajar en eso mediante terapia o grupos de ayuda, es vital buscar apoyo, las conductas autodestructivas pueden ser un laberinto muy solitario. Tenemos que aprender a amarnos a nosotros, a valernos por nosotros mismos, tenemos que aprender a no vivir a través de los ojos de los demás, no buscar la aprobación ni el cariño de otros solo como sustituto a nuestra propia falta de amor y respeto. En los demás no se encuentra la solución ya que no importa cuanto nos amen y nos cuiden, jamás será suficiente para llenar ese vacío que sentimos, ese vacío que solamente nuestra propia valía puede hacerlo desaparecer.

Sí, la respuesta siempre ha estado y estará en escondida en los recovecos de nuestro ser, solamente necesitamos un día de claridad para decir basta y actuar. No dejemos pasar la oportunidad, no siempre vamos a estar fuertes para enfrentarnos a lo que nosotros mismos nos hacemos. Reconocer que hay un problema es el primer paso, sin importar cuan terrible sea decirlo con voz clara y alta, pero es el comienzo necesario de nuestro camino de sanación. Y siempre podemos cambiar…Siempre, no lo olvides.


 

Cito la fuente donde he encontrado este artículo y lo copio aquí, ya que me parece importante y no quiero que se pierda en el olvido...

http://psicologiapositivauruguay.wordpress.com/2009/11/17/3-2-1-autodestruccion/

Nacido en familia con madre/padre narcisista

Nacido en familia con madre/padre narcisista

En esta situación, el de la familia narcisista, la persona-niño no ha satisfecho sus necesidades emocionales, porque sus padres no están focalizados en satisfacerlas. En lugar de eso, sus padres narcisistas le presentan un espejo que refleja sus propias necesidades, y esperan que su hijo reaccione a éstas, sintiéndose en consecuencia defectuoso, equivocado o digno de ser culpado.


En este caso, cuando la persona se cría incapaz de confiar en la estabilidad, la seguridad, la igualdad en el mundo propio, entonces se cría desconfiando de sus propios sentimientos, percepciones y valor.

Cuando uno se cría como un ser reactivo-reflectivo, uno no ha aprendido las habilidades necesarias para llevar una vida satisfactoria; existe una necesidad crónica de gustar, una incapacidad para identificar sentimientos, necesidades, deseos y una necesidad de validación constante. Este grupo de personas tienen muchas dificultades para ser asertivos y privadamente sienten una especie de rabia penetrante, la cual tienen miedo que saliera a la superficie. Se sienten, por lo general, muy enojados, pero muy fácil de derrotar. Sus relaciones interpersonales se caracterizan por falta de confianza y sospecha al borde de la paranoia, intercambiados -a veces- con episodios desastrosos de una apertura y confianza total y falta de juicio. Se sienten crónicamente insatisfechos, pero estaban llenos de miedos de ser percibidos como caprichosos o quejumbrosos, si expresaban sus verdaderos sentimientos.

Muchos de ellos pueden retener su rabia por períodos extremadamente largos, pero luego explotan en asuntos relativamente insignificantes. Tienen un sentimiento de vacío e insatisfacción en cuanto a lo que lograban.
Pero, en la búsqueda de superar los traumas, no podemos cambiar en lo absoluto nuestro pasado, ni anular los daños que nos hicieron en nuestra infancia. Sin embargo, nosotros sí podemos cambiar, “repararnos", recuperar nuestra identidad perdida. Y podemos hacerlo en la medida que podamos observar más de cerca el saber almacenado en nuestro cuerpo sobre lo ocurrido en el pasado y aproximarlo a nuestra conciencia. Esta vía es, sin duda, incómoda, pero es la única que nos ofrece la posibilidad de abandonar por fin la cárcel invisible, y sin embargo tan cruel, de la infancia, y dejar de ser víctimas inconscientes del pasado para convertirnos en seres responsables que conozcan su historia y vivan con ella.

La mayoría de la gente hace justo lo contrario. No quieren saber nada de su propia historia, y, por consiguiente, tampoco saben que, en el fondo, se hayan constantemente determinados por ella, porque siguen viviendo en una situación infantil no resuelta y reprimida. No saben que temen y evitan peligros que en algún momento fueron reales, pero dejaron de existir hace tiempo. Son personas que actúan impulsadas tanto por recuerdos inconscientes como por sentimientos y necesidades reprimidas que, a menudo y mientras permanezcan inconscientes e inexplicadas, determinarán de forma pervertida casi todo lo que hagan o dejen de hacer.

A lo largo de toda la vida posterior de esta persona, estos sentimientos podrán resurgir como una reclamación al pasado pero sin que el contexto original resulte comprensible. Descifrar su sentido sólo es posible cuando se logra la unión de la situación originaria con los intensos sentimientos revividos en el presente.
Si una persona ha debido ocultar, reprimir o postergar sus necesidades, para adaptarse a la de los padres, entonces esas necesidades se agitarán en las profundidades de su inconsciente y exigirán ser satisfechas siendo adulto, mediante irracionales sensaciones de abandono, dolor y desesperación.
La experiencia de la propia verdad y su conocimiento postambivalente posibilitan en una fase adulta el retorno al propio mundo afectivo… sin paraíso, pero con la capacidad de sentir el duelo, que nos devuelve nuestra vitalidad y nos protege.

Si te ha tocado un narcisista en tu familia y no tienes más remedio que convivir con él o ella, estas pistas pueden ayudarte:

1. Distánciate a nivel emocional. Ten en cuenta que su necesidad de sentirse superior puede llevarle a tratar de rebajarte y humillarte. Puede ser insensible contigo, arrogante y pedante. No dejes que te afecte lo que te diga.
2. No intentes cambiarlo. Probablemente sólo conseguirás que se enfade. Te resultará más fácil cambiar tu comportamiento que el suyo. Por ejemplo, deja de sentirte ofendido si tu suegra narcisista nunca se queda con tus hijos una noche para que puedas salir a divertirte. Acepta que no va a hacerlo y busca a otra persona que lo haga por ella.
3. Al narcisista le gusta ser el centro de atención y sentirse importante. Concédele ese privilegio de vez en cuando y escucha las historias que te cuente acerca de sus grandes logros o dile algo que lo elogie. Recuerda que en el fondo se cree una persona sin valor e indigna de ser amada por sí misma. Demuéstrale que esto no es cierto.
4. Tal vez sea mejor mantener una relación más superficial.
Es muy probable que al mostrarle tus sentimientos, el narcisista los ignore. Por ejemplo, si te sientes deprimido o enfermo, el narcisista no tendrá ganas de escuchar eso y si intentas hablarlo es probable que te sientas rechazado y herido. Más vale buscarte a otra persona más receptiva y limitarte a decirle al narcisista que no te sientes muy bien últimamente para luego cambiar de tema con rapidez.

 


 

Estilo depresivo de autofocalización

Estilo depresivo de autofocalización

 

La atención autofocalizada juega un papel importante en la comprensión de la depresión; puede mediar o contribuir en diversos fenómenos depresivos y también ayudar a mantener o exacerbar la depresión.

La teoría elaborada por PYSZCZYNSKI y GREENBERG (1987): el afecto negativo, la autocrítica y el pesimismo que caracterizan a la depresión pueden deberse a la exacerbación de afecto negativo, la tendencia incrementada a atribuir internamente resultados negativos, la disminución de la autoestima y la incrementada adecuación de los autoinformes que se ha demostrado que genera la autoconciencia.

El esquema sería: el sujeto experimenta una pérdida y focaliza la atención sobre él mismo, lo que origina un proceso autoevaluativo que tiene consecuencias negativas, ya que compara su pobre estado actual con su inalcanzable estado deseado. Esto conduce a intensificar su afecto negativo, a responsabilizarse de sus fracasadas acciones, a disminuir su autoestima y a tener una autoimagen negativa, lo que a su vez le lleva a nuevos fracasos conductuales, con lo cual cae en una espiral que le produce cierta “seguridad” dentro de su mundo tan inestable, y empieza a preferir no enfrentarse con sus escasos éxitos (no se autofocaliza después del éxito, lo que mejoraría su estado depresivo) porque significa “esforzarse” para tener una autoimagen positiva, y quedarse “indefenso” al no poder anticipar  sus pérdida futuras, lo cual justificaría el establecimiento de un estilo depresivo de autofocalizaciónque mantiene y refuerza su autoimagen.

Esta teoría es susceptible de críticas, aunque hace falta seguir investigando para llegar a conclusiones más sólidas, sin embargo la atención autofocalizada sí ha mostrado jugar un papel descriptivo/explicativo en parte de la sintomatología depresiva.

 

MANIFIESTO MINIMALISTA

MANIFIESTO MINIMALISTA

"COGE EL DIA. Atrápalo. No escuches a quien te diga que dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Abre los ojos y los oídos.

Levántate y anda. Recorre los caminos que quedan por hollar.Compórtate como si la vida fuera a durar solamente cinco minutos.Salta de la cama y contempla como el sol se alza sobre el horizonte.Sube a un tejado y mira el brillo azul de Vega en el cénit de la noche.

Que lo que has perdido en el pasado no ensombrezca lo que puedes disfrutar en el presente. Entierra los desengaños y atiende sin prejuicios a lo que te están diciendo.

Viaja a cientos de kilómetros para ver un cuadro o un paisaje.Pasea por un acantilado en un día de furiosa tormenta. Lee un poema de Cavafis y evoca aquella Alejandría que nunca conociste.Escucha una vieja canción de Trenet.

Descorcha una botella de vino, come un buen pan y paladea un queso fuerte. Notarás el sabor de la tierra, un regusto amargo que queda en la memoria.

Dedica tiempo a tus amigos porque ellos guardan lo mejor de ti. Observa sus gestos, sus silencios. Capta los matices donde encontrarás algo más profundo que las palabras.

En los momentos de desánimo, ten siempre presente que la adversidad fortalece el carácter. Recuerda que ser coherente es mucho más importante que tener éxito. Permanece fiel a ti mismo. Y párate a distinguir las voces de los ecos.

Comprender es mucho más difícil que juzgar. Sé duro contigo mismo y no critiques a los demás. Ponte en el lugar de los otros.No seas necio y no mires jamás el dedo que te está señalando la luna.

No hagas planes, no pienses en el futuro, prescinde -si puedes- del reloj, viaja a los confines del mundo o de tu pueblo, túmbate en el suelo y contempla el paso de las nubes. Ellas te susurrarán cosas que no sabes.

No aceptes nunca que la realidad es inevitable, pero tampoco te empeñes en cambiar a los demás. Por mucho que lo desees, el mundo siempre será imperfecto, lo mismo que tú.

Saca horas para la observación. Reflexiona. Pero no te dejes llevar nunca por la inacción. Las injusticias nunca se arreglan solas. No dejes que los demás asuman responsabilidades que te corresponden a tí también.

Camina ligero de equipaje, no temas a lo que te aguarda en el recodo del trayecto. Ama, pero no te aferres a nada. Relájate y disfruta de la vida, que es lo único que tenemos por un rato."


(by PEDRO G. CUARTANGO)

...sobre la autoestima...

...sobre la autoestima...

Tomo prestado este párrafo de un libro de Rojas Marcos...

Recurriendo a su sentido práctico, James apuntó que
para calcular el nivel de autoestima tenemos que dividir los
éxitos entre las pretensiones. Si el resultado de esta sencilla
fórmula matemática, totalmente subjetiva, es uno o más, es
decir, si nuestros triunfos igualan o superan a nuestras aspiraciones, la autoestima es
positiva. Por el contrario, si el
cociente es inferior a uno, o nuestros anhelos suman más
que nuestros logros, el grado de autoestima es negativo.
Nuestra autovaloración, venía a decir, puede aumentarse,
bien incrementando los éxitos o disminuyendo las pretensiones.

La teoría elaborada por PYSZCZYNSKI y GREENBERG (1987)

La teoría elaborada por PYSZCZYNSKI y GREENBERG (1987)

Una amiga ha encontrado este párrafo, y lo tomo prestado, porque me parece una gran verdad!;)

"El afecto negativo, la autocrítica y el pesimismo que caracterizan a la depresión pueden deberse a la exacerbación de afecto negativo, la tendencia incrementada a atribuir internamente resultados negativos, la disminución de la autoestima y la incrementada adecuación de los autoinformes que se ha demostrado que genera la autoconciencia. El esquema sería: el sujeto experimenta una pérdida y focaliza la atención sobre él mismo, lo que origina un proceso autoevaluativo que tiene consecuencias negativas, ya que compara su pobre estado actual con su inalcanzable estado deseado. Esto conduce a intensificar su afecto negativo, a responsabilizarse de sus fracasadas acciones, a disminuir su autoestima y a tener una autoimagen negativa, lo que a su vez le lleva a nuevos fracasos conductuales, con lo cual cae en una espiral que le produce cierta “seguridad” dentro de su mundo tan inestable, y empieza a preferir no enfrentarse con sus escasos éxitos (no se autofocaliza después del éxito, lo que mejoraría su estado depresivo) porque significa “esforzarse” para tener una autoimagen positiva, y quedarse “indefenso” al no poder anticipar  sus pérdida futuras, lo cual justificaría el establecimiento de un “estilo depresivo de autofocalización” que mantiene y refuerza su autoimagen. "

La Procrastinación (V): Los eternos preparativos

No siempre la procrastinación se expresa como una mera forma de pereza, depresión... o como resultado de una "mente voladora" que solo puede concentrarse en divagar y generar ideas e ideas. A menudo y en la mayoría de los casos la procrastinación más casera, la más cotidiana y por lo tanto la que mayor daños produce, consiste fundamentalmente en barreras psicológicas aparentemente pequeñas (vistas desde fuera, objetivamente) pero que en la práctica cuesta mucho de superar, o no se superan.
Una de estas barreras es la obsesión por no iniciar o reiniciar una actividad hasta que todo está en óptimas condiciones. Por ejemplo, antes de ponerse a estudiar, hay que organizar los apuntes, despejar la mesa, colocar una iluminación óptima, etc. Al final, el tiempo asignado al estudio se pierde por completo en dichos preparativos. Más ejemplos: antes de iniciar un proyecto de envergadura hay que discutir y discutir los detalles, lo cual es necesario, pero el empuje y la motivación iniciales se diluyen en reuniones y reuniones donde se divagan sobre preparativos.

Esta supuesta obsesión por los preparativos de cualquier tarea no es más que una excusa, un autoengaño que puede esconder un pánico o aversión a afrontar la tarea en sí, cuando no una simple desgana. En otras ocasiones es más complejo y los motivos por los cuales nuestra mente evita el inicio real de una tarea y decide divertirnos hacia otras tareas menores relacionadas pueden ser más profundos (un trauma del pasado relacionado con alguno de los aspectos de la tarea, por ejemplo).

En cualquier caso, existe un temor subyacente a enfrentarse a la tarea en sí, o más aún, a enfrentarse a las tareas frontalmente y ese pensamiento inconsciente activa toda una serie de mecanismos de evasión. Entre éstos es frecuente la invención de cientos de preparativos, sean necesarios o no, con tal de evitar el atravesar la barrera que nos separa de nuestra tarea de forma frontal y decidida. La buena noticia es que, una vez superada dicha barrera, el éxito en la empresa está prácticamente garantizado.

¿Cómo combatir esta obsesión por los preparativos? ¿Cómo evitar que éstos se conviertan en la fuente de nuestra procrastinación? No creo que exista una respuesta genérica y totalmente resolutiva a estas cuestiones. No obstante y como siempre, podemos enunciar algunos consejos prácticos:


  • Procurar una compañía que nos fiscalice: pero que no nos tiranice ni nos fuerce. Tener a alguien al lado que nos esté recordando con delicadeza nuestros verdaderos objetivos y que nos ayude en esos preparativos puede marcar la diferencia. No tiene porque ser un "jefe", ni siquiera alguien que trabaje con nosotros en el mismo tema. Puede ser alguien que simplemente conozca nuestra carencia y nos recuerde amablemente para qué estamos ahí y qué debemos hacer.

  • Dedicarle un día solamente a los preparativos: sobre todo si un día nos sentimos inquietos para realizar una tarea sedentaria (por ejemplo: leer) podemos emplearlo para salir a encuadernar apuntes, recopilar datos, organizar el librero, etc. El riesgo de esto es que se puede procrastinar esta misma tarea y en lugar de ordenar nuestros libros, ¡pasar a leerlos!

  • Realmente no necesitamos tantos preparativos: recuerda, no es que realmente seamos maniáticos del orden o quisquillosos de los preparativos. Sabemos que podríamos hacer la tarea aunque nuestro entorno no estuviese 100% correcto. En realidad, la manía por los preparativos esconde un temor, una barrera psicológica por enfrentarse de manera frontal a los problemas. Así que no pienses realmente que los preparativos en sí tienen la culpa de tu procrastinación.

  • Es mejor algo completado con fallos que una "nada perfecta": ¡Ojo! ¡no confundir este consejo con una apología de la chapuza! Sin embargo, reflexiona sobre esto: algo realizado siempre se podrá mejorar, u otros lo podrán mejorar incluso. Algo que no existe, no. Deja los preparativos: quizás saldrá algo que no es tanto la idea perfecta que tenías en mente, pero al menos lo habrás trasladado al plano de la realidad, y una vez allí las posibilidades son enormes.

http://www.telegama.com/societyof2000/ver.asp?art=3688

La procrastinación (IV): Umbral de Saturación

En anteriores artículos se abordaban propuestas sobre una posible solución al problema de la Procrastinación. Lamentable y casi obligatoriamente, antes de practicar solucionología, hay que meterse de lleno en la problemología. En este artículo trataremos una más de las posibles causas que contribuyen a tejer la telaraña de ese mal llamado Procrastinación: el "Umbral de Saturación".

La procrastinación es un fenómeno complejo que se nutre de diversos "inputs", no teniendo porqué ser todos ellos concurrentes. Esto hace que hallar una solución definitiva y estandarizada para todo el mundo sea más bien un despropósito. Anteriormente habíamos mencionado el perfeccionismo, la soledad o la "mente voladora" como factores influyentes o detonantes de este trastorno. Por desgracia para la empresa de la búsqueda de una solución a la procrastinación, estos factores a menudo actúan de forma conectada, realimentándose unos a otros en un entramado diabólico. El Umbral de Saturación es un otro de estos factores concurrentes, que afecta aún a personas que no padecen de procrastinación como efecto, ya que ésta es una reacción, no lo olvidemos. Y no todo el mundo reacciona con la misma respuesta a un mismo estímulo o inhibición. De hecho, el Umbral de Saturación es algo que todos tenemos. Pero ¿en qué consiste?

Todo sistema tiene una capacidad, por el solo hecho de ser limitado. Esta capacidad puede ser más o menos plástica. Por ejemplo, nuestro armario tiene una capacidad para albergar un número indeterminado de prendas de ropa, según las comprimamos. En cambio, el depósito de combustible de nuestro coche tiene una capacidad de litros bien definida. ¿Cuál es la capacidad de una ciudad, en cuanto a habitantes que puede soportar? La respuesta no es clara. Del mismo modo, nuestro cerebro tiene una capacidad. Para ser más precisos, tendría varias capacidades. Capacidad de almacenamiento de datos, recuerdos, de soportar cierto nivel de estrés o emociones, etc. Siempre que tenemos una capacidad, tenemos un umbral de saturación. Cuando el aire, a una determinada presión y temperatura, no puede albergar más vapor de agua, éste se satura y se condensa en agua líquida, a partir de un cierto umbral de humedad, por ejemplo. Sabemos que un anaquel ha cruzado su umbral de saturación cuando los libros comienzan a caer de él, o tenemos que empezar a colocarlos "en doble fila".

Pues bien, en esta sociedad del 2000 en que vivimos, la mayoría urbana, la mayoría con empleos administrativos en mayor o menor medida y siempre asentada sobre el consumismo; nos encontramos constantemente en situaciones que nos sobrepasan, que van más allá de muchos de nuestros umbrales de saturación. La reacción más natural y frecuente a una situación de saturación es el bloqueo. Es aquí donde podemos desvelar la procrastinación como una modalidad de bloqueo mental.

Para entenderlo mejor, sigamos con más ejemplos. Llegamos al hogar y comprobamos el buzón de correo. Está lleno de catálogos de publicidad así como otros tipos de "spam", junto con cartas del banco, recibos, etc. Sabemos que es información que merece la pena consultar en mayor o menor medida. Pero es DEMASIADA información. Y en el caso de la publicidad, dispuesta de manera estridente para vencer en la batalla de atraer nuestra atención. Nuestra mente, ya ocupada en decenas de preocupaciones cotidianas que requieren ser resueltas antes que finalice el día, se satura ante tanta información y se bloquea. Si somos resolutivos, rompemos los folletos y los lanzamos a la papelera. Si nos bloqueamos, los dejamos encima de una mesa y pensamos "bueno, luego los consulto" (procrastinación!!), cayendo en la Acumulación Compulsiva que solo aporta desorden a nuestro entorno (y por lo tanto más motivos para futuros bloqueos).

Más ejemplos. En la dinámica del trabajo diario, recibimos más y más carga de tareas, a saber: mensajes de correo, llamadas de teléfono, reuniones, problemas sofisticados que nos dejan paralizados en un impasse durante horas. Los deberes se acumulan de forma consciente o inconsciente en nuestra mente, que sabe en cualquier caso qué tenemos que hacer "cuanto antes mejor". Al final, se llega al umbral de saturación y nos bloqueamos. A partir de aquí lo que marca la diferencia son las diferentes reacciones que se pueden tener:


  • "Estallido neurótico": lo dejamos todo de golpe, nos desahogamos de la tensión con gritos, estiramientos, blasfemias, yendo a comer o beber, etc. Esta reacción de bloqueo, aún no siendo la óptima, puede tener efectos beneficiosos.

  • "Bloqueo depresivo": igualmente lo dejamos todo de golpe, pero no salimos del entorno bloqueante. El sujeto queda paralizado, presa por lo general de pensamientos negativos/autodestructivos. Esta reacción sería la más perjudicial de todas.

  • "Procrastinación": de forma súbita, cambiamos de tarea, alterando de forma irracional el orden de prioridad de éstas, o estableciendo nuevos criterios, como realizar aquellas que creemos que son más fáciles o placenteras, o que pensamos que estamos más inspirados para realizar, etc.

  • "Reacción Resolutiva": se toma cierta distancia del entorno bloqueante, pudiendo incluir tomar un receso, para luego planificar serenamente cómo resolver o al menos mejorar la situación. ¡No tenemos porqué dejarlo todo resuelto en el mismo día! Tampoco tenemos porqué postergarlo todo. Huelga decir que ésta sería la reacción más sana y aconsejable.


Paralelamente a analizar cuál es la mejor salida para una situación de bloqueo derivada de cruzar un Umbral de Saturación, cabría hacer una profunda reflexión no sobre el remedio (solucionología) si no sobre la enfermedad(problemología): porqué demonios vivimos en una sociedad que tan frecuentemente nos satura y nos desborda. Empleos en los que la ineficacia es el "pan nuestro de cada día" y nos hacen trabajar más de la cuenta, en tareas que no dominamos. Sobrecargarnos de actividades de ocio, o peor aún, sobrecargar a nuestros hijos. Pasar a meternos directamente en tareas complicadas en lugar de reflexionar con calma un método más sencillo, etc. En mi opinión, también en este campo, hemos perdido el Norte. Infravaloramos sistemáticamente el tiempo que es necesario para nuestras tareas de cualquier tipo. Soslayamos también sistemáticamente que nuestra mente necesita de generosos momentos de relax, de auténtico esparcimiento, y que este solaz tiene que ser saludable: ¡es mejor estar sentado mirando al techo que ver televisión! Y el más saludable, relacionarnos con nuestros semejantes. Salir a pasear con nuestra familia, amigos o animales de compañía. Mantener una charla espontánea y sin pretensiones con cualquier desconocido que nos encontremos en una situación fortuita. Practicar algún deporte, ¡o varios!. Pedir ayuda a otros en nuestras tareas, de forma amable y estimulante. Mostrar interés en cooperar en las tareas de otros, ¡aún cuando no nos la pidan explícitamente!

Todo esto, si se integra en nuestros hábitos, es el antídoto al bloqueo. Es la válvula que nos purga de la sobrecarga y que nos lleva a ese letal punto de saturación. A modo de resumen, podemos meditar sobre los siguientes consejos prácticos:

  • Invertir tiempo en descomplicar las cosas; descomponiéndolas en problemas más sencillos y resolubles, y no complicándolas de manera artificiosa. Si has conseguido con esfuerzo resolver algo complicado y crees que alguien en el futuro podrá encontrarse en la misma situación, ¡publica tu trabajo! Ahorrarás un bloqueo a más personas en el futuro.


  • El tiempo necesario para realizar una tarea puede ser plástico, ¡pero el tiempo en sí no! Si en el fondo se sabe que algo nos llevará más tiempo del que insistimos en creer que nos llevará, ¡no nos autoengañemos!, dediquémosle TODO ese tiempo. Si no disponemos de él, no lo hagamos, si no merece la pena. Si la merece, toca renunciar y sacrificarse.


  • Evitar la sobrecarga: No comer más rápido de lo que se puede tragar. Para ello, hay que conocer cuánto somos capaces de tragar, nuestra capacidad, dónde está nuestro umbral de saturación. Y eso se puede conseguir con pruebas, con entrenamientos. Intenta calibrar cuál es tu capacidad, ¡la inmensa mayoría de procrastinadores la sobrevalora! No se es peor persona por hacer menos cosas, o hacerlas en más tiempo. ¿Saber decir "no"?


  • Si eres una "mente voladora", que quiere hacer muchas cosas, que quiere llevar a cabo todas y cada una de las ideas que se le ocurren, ¡busca a alguien que te inhiba! Un procrastinador en muchos casos suele ser una fuente de ideas extraordinarias, sentada y bloqueada en su sillón, saturada, obnubilada entre tanto torrente de información. Nuevamente, ¡publica tus ideas! Dándoles una salida, purgarás tu mente saturada y quizá otros lleven a cabo tus ideas y te puedas ver beneficiado por ello en el futuro, en lugar de quedar en el olvido del cajón oscuro de la procrastinación.



Pero nunca olvidemos que existe la salud individual y la social. Reflexionemos sobre este modelo de sociedad, que nos conduce a la saturación y a sus funestas consecuencias. Ánimo y suerte en el camino hacia una vida más saludable.

http://www.telegama.com/societyof2000/ver.asp?art=3680

 

La procrastinación(III): posibles soluciones

Conviene buscar una solución a la procrastinación en caso de que ésta constituya realmente un problema para nosotros. A menudo, al revelar este transtorno de conducta al público, una mayoría de personas enseguida se ven identificadas con él. "¡Yo soy ése!", "¡Yo tengo eso seguro! son frases que surgen de forma espontánea entre la audiencia a medida que se van describiendo los síntomas de la procrastinación. Afortunadamente, esto no es así. Muchos de nosotros por no decir casi todos estamos habituados a postergar tareas porque sencillamente, nos resultan pesadas o nos sentimos agobiados. Si una tarea se evita para descansar o no hacer nada, eso no es procrastinación. Los procrastinadores suelen ser personas bastante activas. Su mal consiste en sustituir sistemáticamente (y crónicamente) lo que deben realizar por otras tareas que, tomadas de forma aislada, pueden ser incluso brillantes, pero que no aportan un beneficio real a la persona.

En el anterior artículo de esta serie sobre la procrastinación, se abordan algunos de los posibles caminos que pueden llevar a la aparición de la procrastinación. En este artículo, se intenta conectar los "caminos de entrada" hacia la procrastinación con las posibles vías de salida al problema o cuanto menos, a mitigar los efectos nefastos que tiene sobre la vida de la persona que lo padece; pues en la mayoría de casos, si realmente se trata de procrastinación, ésta suele ser crónica, pues se convierten en comportamientos aprendidos que llevan años en desaprender.



La procrastinación (II): cómo afrontarla

El cerebro humano 
En este artículo pretendo seguir abordando los posibles orígenes que puede tener la procrastinación, así como qué se puede hacer para intentar o bien superarla, o bien mitigar sus efectos.
Como ya se dijo en la primera parte, se puede llegar a la actitud de procrastinar a partir de caminos variados, a saber:

La Depresión: la depresión es una enfermedad de la mente que tiene consecuencias terribles en la persona que la padece. Anula casi por completo las capacidades de la misma para poder pensar con claridad, relacionarse, y en definitiva, vivir la vida. Uno de los síntomas clave de la depresión es el estado letárgico que induce. La persona depresiva no quiere saber nada del mundo, siempre busca la cama para dormir, para huir de una realidad que le duele y quizás hallar la paz en la inconsciencia que supone el sueño. La actividad, el llevar a cabo proyectos, implica de algún modo engancharse a esa vida, a esa realidad, y por eso una depresiva aplaza de forma consciente e inconsciente las tareas que debe hacer y se dedica a sustituirlas por otras irrelevantesplacer más instantáneo y superficial. En estos casos, como la procrastinación está tan ligada a la depresión, obviamente la cura de ésta debería implicar la de aquella.

El exceso de autoconfianza: las personas que se sienten muy seguras de sí mismas -tengan motivos para ello o no- distorsionan de forma aguda y permanente su percepción del tiempo, y por lo tanto hacen una pésima gestión del mismo. Una persona que durante su vida ha visto recompensada su inteligencia (cognitiva) de forma reiterada, puede dejar inactiva la sección de ésta que se encarga de realizar previsiones temporales con eficacia. Por ejemplo, si una sola vez, alguien realiza una tarea compleja en menos tiempo del previsto, se le felicitará por ello. Ese estímulo de reacción puede provocar que el individuo inconscientemente extrapole ese suceso a otros órdenes de su vida, y caiga en una autoconfianza desmesurada. Así, cada nueva tarea que le sea encargada será subestimada en su contenido, y en consecuencia se sobrestimará el tiempo necesario para llevarla a cabo. Como la mayoría de tareas suelen encomendarse con plazos de entrega estándar, promediados, el procrastinador por autoconfianza encuentra que tiene tiempo de sobra para hacerla, así que decide él mismo que está aburrido, y pasa a ocuparse de otras tareas que no son prioritarias y quizás ni siquiera útiles para su vida, pero que le proporcionan placer. Éste es claramente un caramelo envenedado, ya que las tareas "accesorias" de este perfil de procrastinador, aunque superfluas, suelen ser grandes consumidoras de tiempo y de recursos, con lo que al final, la persona que se entrega a esta actitud acaba "metiéndose en un jardín" del que no sabe salir. Este posible final es importante tenerlo en cuenta ya que las situaciones desesperadas, cuando son sostenidas en el tiempo, pueden conducir al stress y la depresión, que como se ha mencionado antes, es otra fuente adicional de procrastinación.
La solución a este perfil no es fácil. Una técnica que puede llegar a ser útil es "falsear" de forma consciente y aún a contracorriente nuestras propias previsiones. Por ejemplo, si creemos que tardaremos una semana en hacer algo, pues sistemáticamente duplicar o incluso triplicar ese tiempo en nuestra agenda. Así al menos, podemos evitar defraudar a nuestros amigos, clientes, etc. Otra técnica que puede ser útil es desglosar una tarea en casi todas sus partes componentes, para hacer previsiones de tiempo lo más honestas posibles.

La "mente voladora": cada mente es un universo, y cada inteligencia tiene sus propios matices. Hay personas cuya inteligencia les dicta sobre todo actuar, actuar con tesón y perseverancia. Este tipo de mentes suelen llegar lejos en la vida, con el handicap de que solamente lo harán en un campo de especialización. Otras mentes, que me tomo la libertad de bautizar como "mentes voladoras" suelen dejar en un segundo plano la consecución de ideas, el llevarlas hasta el plano de la realidad. En este caso, la simple generación de ideas es una tarea permanente que consume todo el tiempo y energías de este tipo de inteligencias. El ser un manantial de ideas que jamás pueden pasar de la fase de proyecto es su destino. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que durante la implementación de una de estas ideas, surje otra enseguida que instantáneamente -al ser más novedosa- toma el primer lugar en la preferencias y por lo tanto se abandona la ejecución de la anterior. Esto obviamente conduce a otra forma de procrastinación, muy común entre las personas especialmente creativas.
¿Qué hacer en este caso?. Es difícil saberlo, quizás el trabajar coordinadamente con otras personas en las que domine la inteligencia ejecutiva podría ser una solución.

http://www.telegama.com/societyof2000/ver.asp?art=3627

La procrastinación: una epidemia de nuestros días

Procrastinación La procrastinación es un complejo transtorno del comportamiento que a todo el mundo nos afecta en mayor o menor medida. Consiste en postergar de forma sistemática aquellas tareas que debemos hacer, que son cruciales para nuestro desarrollo y que son reemplazadas por otras más irrelevantes pero más placenteras de llevar a cabo. Es asumida popularmente como simple "pereza".

Afecta a multitud de perfiles (el ejecutivo que aplaza una y otra vez una reunión porque la prevee conflictiva, el estudiante que aplaza indefinidamente el estudiar para sus exámenes,etc.) y cada vez más se está convirtiendo en un serio de problema que afecta a al salud psicológica de los individuos y, por ende, a la salud social de una comunidad.

La procrastinación es un fenómeno que se ha descubierto de tal complejidad que resulta difícil analizarlo, por las complicaciones que presenta en identificar sus orígenes así como las muchas relaciones causa-efecto que se realimentan entre sí. Todo esto dibuja un cuadro polifacético que resulta muy complejo de analizar. En este artículo sin embargo voy a intentar al menos "darle una puntilla" al asunto, con la ayuda de algunas referencias que existen dentro de la literatura científica sobre el tema.

La procrastinación se manifiesta ante todo como una pésima gestión del tiempo. El "procrastinador" suele o bien sobrestimar el tiempo que le queda para realizar una tarea, o bien subestimar el tiempo necesario -según sus recursos propios- para realizarla. Éstos son solamente un par de los muchos autoengaños en los que el procrastinador incurre. Como veremos más adelante, una de las actitudes típicas de un perfil determinado de procrastinador es la excesiva autoconfianza., una falsa sensación de autocontrol y seguridad. Por ejemplo, imaginen que se nos da 15 días para presentar un informe. En nuestro fuero interno estamos convencidos que solo necesitaremos 5 días para hacerlo, incluso menos. En ese momento pensamos "hay tiempo de sobra, no es necesario ni siquiera empezar a hacerlo!". Y se posterga día tras otro una tarea que no solamente no nos ilusiona hacer, si no que, en cierta manera "ya hemos terminado" en nuestra mente confiada cuando ni siquiera hemos movido un dedo por ella. Al acercarse el plazo de entrega de forma peligrosa, de repente, nos damos cuenta de que no seremos capaces de cumplir con la tarea que se nos ha asignado. Entonces pensamos "No tengo esto bajo control, no tendré tiempo!!" y comenzamos a trabajar en ello de forma atropellada, con una gran carga de estrés.
En ese momento aparece en escena otro autoengaño, y es el aquél de "Solo bajo presión trabajo bien". Lógicamente, porque realmente no hay otra opción en ese punto!.

Frecuentemente esta actitud y manera de proceder es típica de personas que confían mucho en sus posibilidades. Si, además, es realmente así -la persona tiene realmente esas capacidades- es posible que el final de la historia sea que aquella tarea se entregue en el plazo y con unos resultados óptimos. Esto envía un mensaje aparentemente erróneo al procrastinador ("mira qué nota he sacado a fin de cuentas!") que observa como ha obtenido una recompensa a su forma estresada de trabajar; por lo que reiterará en su conducta, aunque ésta siempre le traiga ansiedad y problemas en general.

Los causas o motivos que pueden llevar a una persona a padecer de procrastinación son tan diversos y complejos que resultaría muy correoso plasmarlos en un solo artículo. Hay personas que "procrastinean" de resultas de un estado depresivo (la depresión conduce a estados de letargo). Otras en cambio son amantes del perfeccionismo, y ésto las priva de empezar a realizar proyectos porque temen que no podrán hacerlo tan perfecto como ellas desean, y por lo tanto pierden la motivación. También una baja tolerancia a la frustración

Y eso solo mencionando una minúscula porción de los muchos perfiles de procrastinador que se pueden encontrar.

Seguramente usted que está leyendo estas líneas se haya visto identificado en alguna de las frases de este artículo. Se habrá recordado a sí mismo leyendo el diario en la oficina con una lista de tareas por hacer, yendo a la cafeteria justo en el instante en que se propuso empezar un proyecto, navegando por internet mientras su teléfono sonaba con un cliente/jefe incómodo al otro lado llamando... etc.


El hecho de que sea un mal muy extendido y que se trate de un fenómeno de por sí fascinante por su complejidad y riqueza de matices, hace que merezca la pena su estudio, tanto a nivel académico -que ya se viene realizando- como a nivel individual y colectivo.
ayuda a "dejar las cosas de lado", por miedo a que nos desborden y por tanto por miedo a cómo nos sentiremos entonces. Otro perfil muy distinto sería el de aquellas personas muy activas que disfrutan gestando ideas, pero que no pueden finalizarlas porque enseguida se distraen generando ya la siguiente; y postergan así decenas de tareas que obviamente no tienen tiempo para completar.

http://www.telegama.com/societyof2000/ver.asp?art=3619

El impasse

Cuando nos acercamos al impasse, al punto en que se hace difícil creer que vamos a poder sobrevivir, empieza el remolino. Uno se desespera, se enreda. Súbitamente no entiende ya nada de nada y es aquí donde el síntoma del neurótico se hace muy claro.
El neurótico es una persona que no ve lo obvio. Esto se observa siempre en el grupo. Algo es obvio para todos los demás y la persona en cuestión no lo ve, no ve las espinillas de su nariz. Y esto es lo que tratamos de hacer: frustrar a la persona hasta que esté frente a frente con sus bloqueos, sus inhibiciones, su manera particular de evitar el tener oídos, ojos, músculos, autoridad, seguridad en sí misma. Estamos siempre tratando de llegar al impasse y encontrar el punto donde uno cree que ya no tiene posibilidad de sobrevivir, porque no encuentra los medios en uno mismo. Cuando hallamos el lugar donde la persona se encuentra bloqueada, pegada, nos encontramos frente al hecho sorprendente de que se trata fundamentalmente de un asunto de su propia fantasía. En la realidad no existe. Una persona únicamente cree que no tiene recursos a su disposición. Evita usar sus propios recursos fabricando una serie de expectaciones catastróficas. Espera algo malo del futuro: “la gente no me va a querer”. “Tal vez haga el ridículo”. “Si yo hiciera esto no me querrían más, me moriría”. Tenemos todas estas fantasías catastróficas mediante las cuales nos impedimos de vivir, el ser. Estamos continuamente proyectando fantasías amenazantes al mundo y estas fantasías nos impiden correr los riesgos razonables que son parte del crecer y del vivir. Preferimos mantener el statu quo: mejor quedarse en un matrimonio mediocre, mentalidad mediocre, que atravesar el impasse. Muy pocas personas entran en la terapia para ser curadas; lo hacen más bien para cultivar su neurosis. Preferimos manipular a otros para conseguir su apoyo, que aprender a pararnos en los propios pies y limpiarnos el propio culo. Para manejar a otros nos hacemos fanáticos del control, del poder (...): hacerse el desvalido, el tonto, el matón y así sucesivamente. Y lo más interesante de las personas maniáticas del control es que siempre acaban siendo controladas. (...) El darse cuenta, la experiencia plena, el percatarse de cómo se está atascado, los hará recuperarse y tomar conciencia de que todo el asunto no es más que una pesadilla, no es algo verdadero, no es real. Llegan al Satori cuando se dan cuenta, por ejemplo, de que están enamorados de un ideal y que no están en comunicación con su pareja. Lo demencial es que consideramos la fantasía como si fuera realidad. En el impasse siempre hay algo de locura. En el impasse nadie los puede convencer que lo que están anticipando es una fantasía. Toman como verdadero algo que es meramente un ideal, una fantasía. El loco dice “Yo soy Abraham Lincoln”, el neurótico “Ojalá yo fuera como Abraham Lincoln” , y la persona sana “Yo soy yo, y tú eres tú”.

http://egaraescritos.blogspot.com/2007/12/blog-post_9356.html

Neurosis de compensación

Neurosis de compensación

La neurosis de compensación es un término peyorativo, y controvertido que ha sido
designado con otros epítetos poco halagüeños: neurosis situacional, neurosis de renta,
neurosis accidental, neurosis de billete, rentosis, enfermedad fingida inconsciente,
enfermedad americana, enfermedad mediterránea o enfermedad griega (Enoch, 1990,
Gunn 1995).

Surge cuando los síntomas se adquieren o prolongan inconscientemente, en asociación con una posible
compensación.
Se han descrito tres tipos principales de síndromes postraumáticos que deben distinguirse: la neurosis postraumática (trastorno posconmocional), la neurosis de compensación y la enfermedad simulada.
Para Vallejo (1998) los términos simulación, neurosis de renta e histeria se emplean a menudo de forma indiscriminada porque se introducen todos en el mismo contexto diagnóstico.

En la neurosis de renta el paciente utiliza de forma no consciente su problema orgánico (accidentes, traumatis-mos, operaciones etc.) para reorganizar su vida obteniendo una ganancia secundaria a partir de su enfermedad, gracias a la cual puede abandonar sus obligaciones.
Se diferencia de la histeria en que en ésta la finalidad última está en el manejo afectivo del ambiente más que en su utilización material.
Tras una lesión orgánica aparece un menor daño psicológico si la lesión es aceptada como parte de un orden natural. Los sentimientos de enfado y resentimiento exacerban los síntomas físicos y psíquicos.

Pseudología fantástica

Pseudología fantástica

La forma más
extrema del engaño patológico lo constituye la pseudología
fantástica, en la que algunos hechos reales se entremezclan
con fantasías muy elaboradas (Ford, 1996)

La pseudología fantástica fue descrita por Delbrück en 1891, yposteriormente en la literatura inglesa Healey & Healey (1915), denominan a los sujetos que la padecen mentirosos patológicos. Este cuadro clínico también es conocido como mitomanía.
El interés de la persona que escucha satisface al paciente y por tanto, refuerza el síntoma. No obstante, la distorsión de la verdad no se limita a la historia o a los síntomas de la enfermedad; los pacientes
suelen ofrecer informaciones falsas sobre otras circunstancias de su vida (Kaplan 1998).
Es un cuadro que aparece frecuentemente relacionado con el síndrome de Münchausen, y del
mismo modo que sucede en este trastorno, el motivo es inconsciente.

Schneider (1943) incluye a estos pacientes en el grupo de psicópatas necesitados de estimación.

Las mentiras en este cuadro pueden generar tal engaño, que dificultan la distinción de estos pacientes con los que padecen un cuadro delirante. De hecho Kraepelin (1896) incluyó a varios pacientes con delirios sistematizados bajo el epígrafe de pseudología fantástica, y Krafft Ebing (1886) empleó el término «paranoia inventada» para definir a los mentirosos patológicos y sujetos delirantes.

 

Neurastenia- la gran desconocida...

Neurastenia- la gran desconocida...

La neurastenia es una alteración mental caracterizada por una sensación de agotamiento físico y del área emocional, las personas afectadas suelen quejarse continuamente para realizar tareas cotidianas. Es frecuente una percepción de baja autoestima, el abatimiento, la tristeza, perdida de memoria, insomnio, irritabilidad, cefalea o dolor de cabeza, sobre todo en el área cercana a la nuca.

En el lenguaje popular es asociado este término con la variabilidad en el estado de ánimo de algunas personas, es común la frase “es un neurasténico”, para hacer referencia a quien cambia de humor bruscamente, sin embargo desde el punto de vista científico no se corresponde esta caracterización.

En los afectados por la neurastenia son frecuentes las alteraciones neurovegetativas, del tipo de las dispepsias o dificultades en la digestión, mareos, dolores musculares y en el caso de los hombres, son muy comunes los trastornos en el desempeño sexual, sobre todo la eyaculacion precoz, síntoma que intensifica la dañada autovaloración.

Estos pacientes se benefician con las terapias de grupo, en las cuales se les enseña a contender con la enfermedad, además aprenden técnicas que pueden poner en practica en la vida de relación interpersonal, que les favorece su socialización, aspecto indispensable para la compensación.

En la clínica del estrés encuentran un espacio ideal para la solución de sus problemas, aquellas personas que manifiestan estas sensaciones, son estimuladas a practicar ejercicios físicos, diseñados específicamente para luchar contra el estrés.

La psicoterapia incluye además, el manejo de las situaciones conflictivas del paciente, la búsqueda de alternativas ante situaciones de gran tensión. La enseñanza de cómo lograr la catarsis o lo que es lo mismo, la expulsión de los pensamientos y emociones que suelen molestar a las personas, constituyen técnicas valiosas en estos enfermos.

También se impone el tratamiento medicamentoso, con resultados alentadores.